Carlos Fonseca Teran Nicaragua Sandinista

Entrevista con dirigente Sandinista Carlos Fonseca Terán en el 41 aniversario de la revolución en Nicaragua


En el 41 aniversario de la Revolución Sandinista, el secretario de relaciones internacionales del FSLN y hijo del fundador, Carlos Fonseca Terán, dice que “el pueblo de Nicaragua está enfrentando de forma victoriosa las agresiones de imperialismo”.

Por Benjamín Norton

(You can read this interview in English here.)


MANAGUA, NICARAGUA – El 19 de julio de 2020 era el 41 aniversario de la Revolución Sandinista, un momento histórico clave en el que los nicaraguenses derrocaron a una dictadura militar de derecha respaldada por Estados Unidos e inspiraron una ola de movimientos progresistas en América Latina.

Hoy el Frente Sandinista de Liberación Nacional, o FSLN, es el partido de gobierno, y ha ganada varias elecciones democráticas.

The Grayzone habló con Carlos Fonseca Terán, secretario de relaciones internacionales del FSLN, y el hijo del fundador del Frente Sandinista, Carlos Fonseca Amador, quien fue asesinado por la antigua dictadura militar.

Fonseca Terán discutió el legado de la revolución, los logros del gobierno Sandinista, cómo Nicaragua está enfrentando la pandemia del Covid-19, y la persistencia de injerencía de EEUU en Nicaragua hoy.

Afirma que “la pandemia pone en evidencia que el modelo neoliberal no sirve para enfrentar los grandes problemas de la humanidad”, y “sólo los modelos populares y anti-hegemónicos son capaces de dar respuesta a las necesidades y expectativas del ser humano”.


BENJAMÍN NORTON: Cuál es la importancia de este 41 aniversario de la Revolución Popular Sandinista? Particularmente en este momento cuando hay muchos gobiernos de la derecha en Latinoamérica hoy, y cuando hay amenazas de autoritarismo y fascismo en países como Bolivia, Ecuador y Brasil.

CARLOS FONSECA TERÁN: La Revolución Popular Sandinista es uno de los tres hechos fundamentales en la lucha revolucionaria desde que los cambios sociales en nuestro continente se orientaron hacia el tránsito del capitalismo al socialismo.

El primero de ellos fue la Revolución Cubana, que inicio la época de la lucha armada guerrillera de los movimientos de liberación nacional, para enfrentar a las dictaduras militares de derecha impuestas por el imperialismo norteamericano.

La Revolución Popular Sandinista, por su parte, inició el derrumbe de esas dictaduras militares.

Y luego la Revolución Bolivariana [en Venezuela] inició la época en que el movimiento progresista y revolucionario en nuestro continente ocupó la mayor cantidad de gobiernos de forma simultánea.

La vigencia actual de estos tres procesos revolucionarios constituye el factor de mayor fortaleza del movimiento revolucionario latinoamericano y caribeño, razón por la cual el imperialismo norteamericano prioriza las agresiones a Cuba, Nicaragua y Venezuela en su política injerencista e intervencionista, lo que se expresa en el bloqueo a Cuba, las agresiones económicas a Nicaragua y la guerra económica a Venezuela.

En el caso particular de nuestro modelo socioeconómico y político, como todo modelo que se defina como revolucionario, tiene su base fundamental en el poder popular, ejercido en el ámbito político y económico.

Expresión de ello en lo político es el poder ciudadano como expresión organizada del protagonismo popular en la gestión pública, el protagonismo del movimiento social en los mecanismos para las tomas de decisiones, la participación de los dirigentes del movimiento social en espacios institucionales del estado y la predominante presencia sandinista en dichos espacios para la defensa de los intereses populares.

En el ámbito económico, somos el segundo país con el mayor nivel de socialización de la propiedad sobre los medios de producción en América Latina, sólo superados por Cuba. El 52% del PIB en Nicaragua es producido por el sector popular de la economía.

Son innumerables los logros sociales obtenidos durante esta segunda etapa de la Revolución, en la que retomamos las grandes transformaciones de la primera etapa en los años 80, pero en nuevas circunstancias históricas tanto a nivel continental como a nivel mundial.

Tenemos una gran cantidad de programas sociales orientados a la gestión popular del capital para el control social de la economía, la reducción de la pobreza y la desigualdad social y la restitución de derechos del pueblo nicaragüense.

Entre los logros obtenidos se puede mencionar la entrega masiva de títulos de propiedad, la desprivatización de la salud y la educación, la reducción de la pobreza del 48.3% al 24.9%, y de la pobreza extrema del 17.2% al 6.9%.

De ser el cuarto país más desigual de América Latina durante el neoliberalismo pasamos a ser el cuarto menos desigual.

La reducción de la mortalidad infantil, de 29 por cada 1,000 nacidos vivos a 11.4, y de la desnutrición en menores de 5 años, de 21.4% a 11.1%.

El aumento en el gasto per cápita en salud, de U$32 a U$70.

La construcción de 19 hospitales, más cinco en construcción y nueve más programados.

La reducción del analfabetismo, del 35% a 3%, y que ya se había logrado reducir justo antes de la guerra de los 80, del 52% al 12%.

Subsidio al transporte público; el 6% del presupuesto destinado constitucionalmente a las universidades públicas; aumentos al salario mínimo en 13 años, 10 veces superior al aumento en los 16 años neoliberales.

Nicaragua es uno de los países con más participación de mujeres en cargos públicos, que aumentó del 15% al 64%, pasando así de la posición 90 a la posición 12 en menor brecha de género a nivel mundial; la protección jurídica de la mujer contra la violencia de género con a Ley 779; la orientación de género de los programas sociales.

Esto sólo para mostrar algunos de los logros sociales obtenidos en esta segunda etapa de la revolución.

BENJAMÍN NORTON: Hay mucha crítica de Nicaragua en los medios de comunicación, especialmente por el tema del coronavirus. El Presidente Daniel Ortega habló en su discurso en el 19 de julio de la importancia del sistema de salud. Que dice usted en respuesta a esta crítica sobre el Covid-19?

CARLOS FONSECA TERÁN: Nuestro modelo de enfrentamiento a la pandemia es el adecuado a nuestra realidad y a las características especificas de nuestro modelo revolucionario. Nuestro modelo se puede definir como el del punto de equilibrio y enfrentamiento activo a la pandemia.

En nuestro país, debido a particularidades propias de nuestro modo de socialización de la propiedad y democratización económica de la sociedad, no se presenta la disyuntiva entre economía y vida.

El principio rector de nuestro modelo de enfrentamiento a la pandemia es la combinación del mayor nivel posible de distanciamiento social con el mayor nivel posible de funcionamiento de la economía para la vida.

En cuanto al enfrentamiento activo a la pandemia, éste consiste en la movilización permanente del pueblo organizado para dar orientaciones, identificar posibles casos de COVID19, campañas de vacunación para impedir el colapso del sistema hospitalario y elevar los niveles inmunitarios en aras de la menor afectación posible de la COVID19 al organismo, levantar el mapa de salud para la efectiva vigilancia epidemiológica, entre otros objetivos; todo esto en el marco del mantenimiento de los programas sociales, de la actividad económica y de las obras de progreso.

Esta manera de enfrentamiento a la pandemia es posible por los niveles de organización popular y de conciencia revolucionaria de nuestro pueblo, gracias a la Revolución, así como por las características de nuestro modelo socioeconómico y político, entre ellas un sistema de salud preventivo, comunitario y al servicio del pueblo.

El resultado es un nivel de mortalidad de 1.56 por cada 100,000 habitantes. La derecha se ha dedicado a boicotear los grandes esfuerzos de nuestro pueblo y gobierno bajo el liderazgo del Comandante Daniel Ortega y la conducción política del Frente Sandinista de Liberación Nacional en el enfrentamiento a la pandemia.

La línea de la derecha ha sido la combinación de llamados a la paralización de país con petición y celebración de las agresiones económicas contra Nicaragua, la divulgación de falsas noticias sobre un supuesto colapso hospitalario para desestimular que la gente acuda a los hospitales oportunamente y la creación de un ambiente de pánico para entorpecer las acciones contra la pandemia.

La derecha golpista ha llegado al extremo de vaticinar en el mes de abril, que para mayo habría 23,000 fallecidos por la pandemia, y según sus cuentas fraudulentas, hasta el 15 de julio llevábamos una cantidad de fallecimientos por supuestas sospechas de COVID19 y por neumonías con otros orígenes, que aun en caso de ser cierta nos pondría muy por debajo de muchos países europeos y Estados Unidos, que es su modelo a seguir, con lo que su demagogia e incoherencias quedan al descubierto.

A propósito de este tema, es importante plantearnos a nivel mundial, como movimiento revolucionario, una estrategia de lucha popular y lucha política, aprovechando que la pandemia pone en evidencia que el modelo neoliberal no sirve para enfrentar los grandes problemas de la humanidad, y en vista de la crisis que por eso mismo la pandemia provoca en el ámbito económico y social, que debemos lograr que se manifieste en el ámbito político a favor de la lucha del movimiento popular.

Por su parte, los modelos populares y anti-hegemónicos se ven fortalecidos, pese a los intentos de las fuerzas reaccionarias y el imperialismo en sentido contrario, pues queda a la vista el contraste entre los índices de mortalidad en los países con modelos neoliberales y los países con modelos alternativos y anti-hegemónicos.

Queda en evidencia que sólo los modelos populares y anti-hegemónicos son capaces de dar respuesta a las necesidades y expectativas del ser humano.

Queda en evidencia la política imperialista anti derechos humanos con la persistencia en el bloqueo, agresiones y demás acciones injerencistas en plena pandemia, a la par del recrudecimiento de la represión a los sectores que protestan a lo interno de EEUU contra el racismo.

Aparentemente la pandemia congeló la lucha popular, pero lo que está haciendo es crear condiciones aún mejores para que ésta continúe hasta la toma del poder por las clases populares, si se logra articular la lucha de forma correcta.

BENJAMÍN NORTON: Cuál es el papel del gobierno estadounidense en Nicaragua, y cuales son los efectos de las sanciones y las otras formas de injerencia norteamericana en los asuntos internos del país?

CARLOS FONSECA TERÁN: El intervencionismo del imperialismo norteamericano en nuestro país a través de la historia tiene como principal expresión, cinco intervenciones armadas, entre ellas tres de forma directa, de las cuales nuestro pueblo ha derrotado cuatro. Actualmente, ese intervencionismo continúa y se expresa en agresiones económicas y políticas.

Entre las agresiones económicas está la Nica-Act, emitida por el Congreso de EEUU, que impide a nuestro país el acceso a préstamos de los organismos financieros internacionales.

También está la Ley Magnitsky, que impide la actividad financiera de empresas como ALBANISA, ALBALINISA, PETRONIC, creadas para el financiamiento de los programas sociales que benefician al pueblo nicaragüense, así como la actividad normal de instituciones como la Policía Nacional de Nicaragua.

Por su parte, las agresiones políticas se plasman en el empeño de la OEA por aplicar a Nicaragua la Carta Democrática, como una forma de legitimar mayores niveles de injerencia y agresiones a nuestra soberanía nacional.

Pero una vez más, el pueblo de Nicaragua está enfrentando de forma victoriosa las agresiones de imperialismo y continuará llevando adelante este proceso revolucionario, avanzando de victoria en victoria.