Nicaragua election 2021

Desmintiendo mitos sobre las elecciones en Nicaragua, atacadas por EEUU, la UE y la OEA


EEUU, la UE y la OEA están lanzando un nuevo intento de golpe de estado contra el gobierno sandinista de Nicaragua, negándose a reconocer sus elecciones de 2021. The Grayzone observó la votación y desmiente los mitos mediáticos que buscan desacreditar el proceso.

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MANAGUA, NICARAGUA – Millones de nicaragüenses fueron a las urnas el 7 de noviembre de 2021, re-eligiendo por un amplio margen al Frente Sandinista y su Presidente Daniel Ortega.

Sin embargo, la administración de Joe Biden se negó a reconocer los resultados. Estados Unidos y sus aliados en la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos (OEA) han lanzado lo que esencialmente es un nuevo intento de golpe de estado contra el gobierno sandinista de Nicaragua.

El 10 de noviembre, el Presidente Biden firmó la Ley RENACER, que impondrá más sanciones aplastantes a Nicaragua. La creciente campaña de guerra económica de Washington se complementó con la afirmación de la OEA de que la elección fue “ilegítima”.

Esta campaña de guerra híbrida que pretende derrocar al gobierno sandinista de Nicaragua tiene muchos paralelos con los simultáneos intentos de golpe de Estados Unidos contra Venezuela y Cuba, así como con el golpe militar que la OEA orquestó contra el presidente socialista de Bolivia, Evo Morales, en 2019. Son las mismas tácticas y muchos de los mismos jugadores.

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Votantes nicaragüenses en Chinandega el 7 de noviembre de 2021

Siguiendo la línea de Washington y Bruselas, los medios corporativos internacionales han difundido una serie de afirmaciones falsas sobre las elecciones de 2021 en Nicaragua, diciendo incorrectamente, por ejemplo, que el gobierno prohibió los partidos anti-sandinistas, que encarceló a los candidatos de la oposición o que la participación de los votantes fue muy baja.

A diferencia de los reporteros extranjeros que difunden estas falsedades desde Florida, Costa Rica o España, The Grayzone estuvo en Nicaragua para observar el proceso electoral.

Este periodista, Benjamín Norton, visitó cuatro centros de votación en varios puntos de Chinandega, una de las ciudades más grandes del país.

Ahí, hablé con más de una docena de votantes, para escuchar sus experiencias y conocer sus puntos de vista sobre las elecciones. Todas las personas a las que entrevisté dijeron que el proceso fue limpio, justo y transparente, y que pudieron votar sin ninguna dificultad.

Mito: la oposición no pudo participar en las elecciones de 2021 en Nicaragua

Aunque su corresponsal Natalie Kitroeff reportaba desde México, no desde Nicaragua, el New York Times lanzó varias acusaciones infundadas contra el gobierno sandinista, en un intento de desacreditar su victoria electoral.

Entre las más absurdas de estas afirmaciones fue que Nicaragua impidió la participación de los partidos de la oposición y cerró las mesas de votación.

Esto es simplemente falso. Había un total de siete alianzas diferentes que participaron en las elecciones de 2021 en Nicaragua: cinco partidos nacionales de oposición (todos de la derecha), otro partido de oposición regional en la Costa Caribe y finalmente la alianza izquierdista liderada por el Frente Sandinista, que a su vez estaba conformada de nueve partidos.

Los siguientes partidos compitieron en las elecciones del 7 de noviembre:

Partidos nacionales de oposición

  • Partido Liberal Constitucionalista (PLC)
  • Partido Liberal Independiente (PLI)
  • Alianza por la República (APRE)
  • Camino Cristiano Nicaragüense (CCN)
  • Alianza Liberal Nicaragüense (ALN)

Partido de oposición regional en la Costa Caribe

  • Yapti Tasba Masraka Nanih Aslatakanka (YATAMA)

Alianza FSLN

  • Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN)
  • Partido Liberal Nacionalista (PLN)
  • Partido Unidad Cristiana (PUC)
  • Alternativa por el cambio (AC)
  • Partido Resistencia Nicaragüense (PRN)
  • Partido Indígena Multiétnico (PIM)
  • Partido Movimiento Yapti Tasba Masraka Raya Nani (Myatamaran)
  • Partido Liberal Autónomo (PAL)
  • Partido Movimiento Indígena Progresista de la Moskitia (Moskitia Pawanka)

Los sandinistas crearon un sistema de autonomía política para la Costa Caribe de Nicaragua, respondiendo a las solicitudes de autodeterminación de las grandes comunidades indígenas y afrodescendientes allí.

Esto significó que, en las dos zonas distintas de la Región Autónoma de la Costa Caribe Norte (RACCN) y la Región Autónoma de la Costa Caribe Sur (RACCS), había siete opciones en la boleta en la elección de diputados regionales.

En el resto de Nicaragua, había seis opciones en la boleta, cinco de las cuales eran partidos de oposición antisandinistas.

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Las boletas de las elecciones del 7 de noviembre de 2021 en Nicaragua. A la derecha es la boleta de la Costa Caribe, con 7 opciones. A la izquierda es la boleta en el resto del país, con 6 opciones.

Mito: la participación electoral fue insignificante

Otra acusación infundada que fue difundida por los medios comerciales extranjeros para atacar la integridad de las elecciones de Nicaragua es que la participación de los votantes fue supuestamente muy baja.

Según los resultados oficiales del Consejo Supremo Electoral (CSE) de Nicaragua, el Frente Sandinista obtuvo el 75,87% del total de 2.921.430 votos, con un 65,26% de participación.

El principal partido de la oposición, el PLC, obtuvo el 14,33%. Los otros cuatro partidos de oposición obtuvieron un 3% o menos.

EEUU y sus aliados buscaron desacreditar estos resultados electorales alegando que el CSE no es confiable. Pero cualquier persona que esté vagamente familiarizado con la historia de la política nicaragüense reciente puede ver que este resultado de 2021 es muy consistente tanto con las encuestas como con los resultados anteriores.

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Votantes nicaragüenses en Chinandega el 7 de noviembre de 2021

En las elecciones de 2016 de Nicaragua, que fueron observadas por la OEA, el FSLN obtuvo el 72,44% de los votos y el PLC obtuvo el 15,03%, con una participación del 68,2%, cifras muy similares a las de 2021.

Y en las elecciones de 2011, que fueron monitoreadas por el Carter Center de EEUU, la Unión Europea y la OEA, el FSLN obtuvo el 62,46% de los votos.

Además, los resultados de las elecciones de 2021 no son sorprendentes si se consideran los meses de encuestas realizadas antes de la votación. La firma de encuestas más respetada y creíble en Nicaragua es M&R Consultores. (CID-Gallup hizo un estudio muy inexacto por parte de la oposición, que estaba plagada de problemas y muy criticada por su mala metodología.)

En los meses previo a la votación del 7 de noviembre, las encuestas de M&R Consultores encontraron consistentemente que entre el 60 y el 70% de los nicaragüenses apoyaban al Frente Sandinista y al gobierno del Presidente Ortega.

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Al considerar estas encuestas en combinación con las elecciones pasadas, los resultados de 2021 no son sorprendentes. Pero estos datos no interrumpieron la ola de desinformación que fluía de los medios comerciales extranjeros.

Varios medios de comunicación publicaron la dudosa afirmación de que sólo el 18,5% de los nicaragüenses participaron en la votación. En cada caso, la fuente era una organización sospechosa y poco conocida llamada Urnas Abiertas, que parece haber fabricado dicho dato.

De hecho, Urnas Abiertas no ha publicado sus datos públicamente, y apenas existe como organización.

Urnas Abiertas se autodenomina un “observatorio ciudadano”, pero no tiene credenciales técnicas. Su página web oficial y sus cuentas de las redes sociales no contienen información concreta sobre el grupo y ni siquiera revelan las identidades de los miembros de su personal.

El informe que publicó después de las elecciones es anónimo y consiste en sólo cuatro páginas. No incluye los datos sin procesar que supuestamente recopiló. Describe vagamente su metodología en dos breves párrafos, sin identificar a ninguna de las personas que pretendían ejecutar una operación secreta de monitoreo masivo.

Los informes anteriores de la organización también son anónimos; no identifican a ningún autor o investigador y no contienen datos, ni información sobre su metodología.

Además, los logotipos al final de sus informes anteriores muestran que Urnas Abiertas colabora con una serie de grupos de la oposición derechista en Nicaragua que son financiados por fachadas de la CIA.

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Grupos de la oposición anti-sandinista en una lista de aliados publicada por Urnas Abiertas, con varias ONG financiadas por EEUU

De hecho, sólo dos personas han sido identificadas públicamente con esta organización sospechosa, y ambos son activistas parciales de la derecha que trabajan en ONGs políticas financiadas por gobiernos occidentales, sin ningún conocimiento técnico o experiencia en monitoreo de elecciones.

El hombre más vinculado a Urnas Abiertas es Pedro Salvador Fonseca Herrera, un activista anti-sandinista patrocinado por la Comisión Europea, un claro conflicto de interés, dado el papel de la UE en la financiación y el apoyo abierto a la oposición extremista en Nicaragua.

Fonseca Herrera trabajó anteriormente en Washington, DC como “consultor” de la Organización de Estados Americanos (OEA) en 2017 y 2018, durante el violento intento de golpe de estado respaldado por la OEA en Nicaragua.

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Pedro Salvador Fonseca Hererra de Urnas Abiertas trabajó con la OEA y ahora es patrocinado por la Unión Europea

Antes de eso, Herrera se organizó con el grupo de cabildeo llamado Techo, que también es el ex empleador de la única otra persona conocida asociada con Urnas Abiertas, Olga Valle López.

El perfil de LinkedIn de Valle López muestra que ella también ha trabajado con Techo, que es financiado por gobiernos latinoamericanos y las mayores corporaciones multinacionales occidentales, y promueve sus intereses en América Latina, desestabilizando a los gobiernos progresistas.

Fonseca Herrera y Valle López fueron identificados como “investigadores” de Urnas Abiertas en un evento realizado en octubre, organizado por el Wilson Center, que es financiado por el gobierno de Estados Unidos, y el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional), un grupo de presión respaldado por gobiernos occidentales.

El evento, una charla titulada “Nicaragua elecciones 2021: Un plan doloroso para acabar con la democracia”, ni siquiera actuaba como si fuera imparcial; pretendía explícitamente desacreditar la elección en el país semanas antes de que tuviera lugar. El anfitrión, de IDEA Internacional, se refirió a la próxima votación como una “farsa electoral”.

Fonseca Herrera y Valle López hablaron junto con activistas de la oposición derechista nicaragüense y venezolana, quienes son financiados por el gobierno estadounidense. Sus comentarios incendiarios dejaron muy claro que estos dos activistas antisandinistas son operativos políticos, no observadores electorales imparciales. Ya habían establecido su conclusión de que la elección de Nicaragua fue supuestamente ilegítima semanas antes de que tuviera lugar.

La charla fue la presentación de un informe del mismo nombre que Urnas Abiertas publicó en un esfuerzo conjunto con IDEA Internacional y activistas derechistas venezolanos de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).

A diferencia de los otros informes publicados por Urnas Abiertas, este documento nombró a los autores: tres extranjeros de IDEA Internacional, dos activistas anti-chavista de Venezuela y sólo dos nicaragüenses: Olga Valle y Pedro Fonseca.

Urnas Abiertas Olga Valle Pedro Fonseca

En otras palabras, este documento que pretendía informar a la gente sobre la situación sobre el terreno en Nicaragua fue escrito mayormente por extranjeros fuera del país. Y contó con el apoyo de un grupo de presión financiado por gobiernos occidentales y de activistas venezolanos de la UCAB, un centro clave para la oposición anti-chavista.

LA UCAB, una de las universidades privadas más elitistas de Venezuela, es dirigida por la Iglesia Católica, que ha jugado un papel importante en los intentos de golpe de estado tanto en Venezuela como en Nicaragua. Al comienzo del golpe patrocinado por Estados Unidos en Venezuela en 2019, la UCAB recibió al líder golpista Juan Guaidó. La universidad es liderada por Francisco José Virtuoso, un sacerdote ultraconservador que apoyó abiertamente el intento de golpe y a Guaidó.

Urnas Abiertas IDEA Universidad Catolica Andres Bello

En resumen, Urnas Abiertas es un pequeño grupo marginal dirigido por dos jóvenes activistas antisandinistas sin experiencia en el monitoreo de elecciones. Ni siquiera está claro si están físicamente en Nicaragua, aunque cuentan con el apoyo de los gobiernos occidentales y la oposición derechista de Venezuela.

Sin embargo, estos claros conflictos de interés y la flagrante falta de credibilidad de Urnas Abiertas no impidieron que el diario Los Angeles Times publicara un artículo alabando a Urnas Abiertas y afirmando sin la más mínima evidencia que movilizó en secreto a 1.450 voluntarios en 563 centros de votación en Nicaragua para observar las elecciones.

Considerando que Urnas Abiertas tiene menos de 1.300 seguidores en Twitter, parece extremadamente inverosímil que un equipo tan minúsculo pueda movilizar en secreto a 1.450 observadores electorales, particularmente sin llamar la atención del gobierno. Pero esto no impidió que los medios comerciales publicaran su cifra absurda.

Los medios de la oposición en Nicaragua, que son financiados por el gobierno de Estados Unidos, también amplificaron las acusaciones infundadas de este grupo sombrío, sosteniendo un 81,5% de abstención en las elecciones de 2021. Pero una vez más, no presentaron pruebas para respaldar estas afirmaciones.

Todos los indicios muestran que Urnas Abiertas no es más que un grupo de fachada de la oposición anti-sandinista que se hace pasar por una organización de monitoreo, y con la intención declarada de desacreditar los resultados de las elecciones nicaragüenses antes de que se lleve a cabo la votación.

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Votantes nicaragüenses en Chinandega el 7 de noviembre de 2021

Mito: Nicaragua arrestó a candidatos presidenciales de la oposición

Una acusación aún más común hecha por gobiernos occidentales y los medios corporativos para desacreditar las elecciones de 2021 en Nicaragua es que el gobierno sandinista arrestó a siete “aspirantes a la presidencia” de la oposición derechista.

Las figuras que fueron detenidas han sido descritas en los medios internacionales como “precandidatos”. Pero en realidad, ni uno solo era un candidato registrado real.

En la elección del 7 de noviembre, había seis candidatos presidenciales diferentes para elegir. El Presidente Ortega ni siquiera era el primer nombre o cara en la boleta. (El número uno fue Walter Espinoza Fernández, el candidato presidencial del PLC.)

En cuanto a las figuras de la oposición que fueron detenidas varios meses antes de las elecciones, The Grayzone documentó cómo fueron arrestadas por conspirar con un gobierno extranjero (Estados Unidos), llevándose millones de dólares de Washington en un gran plan de lavado de dinero para organizar un violento intento de golpe de estado en 2018, en el que cientos de nicaragüenses fueron asesinados y el país fue desestabilizado, y en el que extremistas de la derecha persiguieron, torturaron y asesinaron a activistas sandinistas y fuerzas de seguridad del gobierno, e incluso prendieron fuego a algunos.

Que los opositores que fueron detenidos recibieron millones de dólares del gobierno de Estados Unidos para llevar a cabo estas operaciones es un asunto innegable, confirmado por documentos de fachadas de la CIA como la Fundación Nacional para la Democracia (NED) y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).

En cualquier otro país de la Tierra, estas personas habrían enfrentado consecuencias legales similares, si no más severas. Aceptar millones de dólares de un estado extranjero para intentar derrocar violentamente a su gobierno electo es ilegal en todo el planeta.

Pero cuando Nicaragua hace cumplir sus leyes, incluso cuando son leyes parecidas a legislación estadounidense que ha existido por décadas, Washington condena al país como “represivo” o “autoritario”.

Estados Unidos, la Unión Europea y la OEA se refieren habitualmente a los delincuentes violentos como “presos políticos” después de ser detenidos en Nicaragua. Las personas arrestadas por asesinato y violación han terminado en listas de “presos políticos” patrocinadas por EEUU.

En un caso de alto perfil que causó un escándalo nacional en Nicaragua, un asesino que había estado activo en los “tranques”, o barricadas violentas, en el intento de golpe de 2018 fue arrestado, pero luego fue nombrado como un “preso político” y fue liberado bajo la presión de Estados Unidos, UE y OEA. No pasó mucho tiempo antes de que regresara a sus caminos violentos, apuñalando a su novia embarazada hasta la muerte.

Otro nicaragüense designado “preso político” por Estados Unidos fue liberado de la cárcel, sólo para ser capturado nuevamente con explosivos y armas de fuego, planeando un ataque terrorista contra la oficina de un alcalde pro sandinista.

Si una figura de la oposición es arrestada por violar una ley en Nicaragua, en un delito que sería punible en cualquier país, Washington suele responder de manera reflexiva calificando a esa persona de “preso político”. Si es rico y poderoso, Estados Unidos afirma que era un “candidato presidencial”, incluso si no hizo ningún esfuerzo por pasar por el proceso legal de registrarse oficialmente como candidato.

Esta es una manera de tratar de mantener la impunidad para los golpistas y los blanqueadores de dinero que son respaldados por Estados Unidos. Es el equivalente geopolítico de la estrategia que los insurgentes patrocinados por Washington en Hong Kong abrazaron abiertamente en el New York Times: “utilizar las acciones ‘no violentas’ más agresivas posibles para llevar a la policía y al gobierno a sus límites”, y luego presentar la autodefensa del estado contra la agresión extranjera como una forma de “represión” y “autoritarismo”.

Una de las razones por las que Estados Unidos estaba particularmente furioso de que Nicaragua arrestara a los líderes golpistas que había cultivado es porque Washington claramente había hecho planes para repetir la estrategia golpista de haber nombrado a Juan Guaidó como el llamado “presidente interino” de Venezuela.

Funcionarios del gobierno de EEUU y sus aliados derechistas centroamericanos insinuaron no tan sutilmente que planeaban reconocer a la oligarca Cristiana Chamorro como la “presidenta interina” de un régimen golpista paralelo en Nicaragua. Cuando fue arrestada por lavado de dinero en junio, frustró su nuevo plan de desestabilización.

Mito: no había observadores electorales ni periodistas extranjeros

Otro mito difundido por los medios de comunicación extranjeros es que no hubo observadores y periodistas extranjeros en Nicaragua para sus elecciones de 2021. Esta es otra distorsión masiva.

Es verdad que el gobierno de Nicaragua impidió que la Organización de Estados Americanos (OEA) enviara observadores, dado el papel bien documentado del grupo en la orquestación de un golpe militar derechista en Bolivia en 2019.

Pero había cientos de extranjeros acreditados para acompañar las elecciones, provenientes de más de dos docenas de países, entre ellos:

  • Estados Unidos
  • Canadá
  • España
  • Francia
  • Alemania
  • Bretaña
  • Irlanda
  • Italia
  • Bélgica
  • China
  • Rusia
  • Argentina
  • Perú
  • Puerto Rico
  • República Dominicana
  • Colombia
  • Costa Rica
  • Guatemala
  • Honduras
  • México
  • Uruguay
  • Venezuela
  • Cuba
  • Panamá
  • Brasil
  • Chile

En total, hubo 232 extranjeros acreditados de 27 países, 165 para acompañar la elección y 67 como periodistas.

Monitorearon los centros de votación en los 10 departamentos de Nicaragua (Managua, Masaya, Estelí, Chinandega, León, Granada, Matagalpa, Rivas, Chontales y Carazo), así como en ambas regiones autónomas de la Costa Caribe (RACCN y RACCS).

El gobierno de Nicaragua optó por utilizar el término “acompañante” para referirse a estos monitores internacionales, en lugar de “observador”, debido a la historia de los llamados observadores de la OEA y la UE interfiriendo en el proceso electoral interno del país a favor de la oposición anti-sandinista.

La última acusación engañosa difundida por el New York Times y otros medios de comunicación corporativos para deslegitimar las elecciones de 2021 es que Nicaragua prohibió a los partidos realizar grandes concentraciones públicas. Esto es técnicamente cierto, pero no por razones políticas, sino más bien debido a las restricciones de salud del Covid-19.

De hecho, el propio Frente Sandinista no ha realizado una manifestación oficial desde marzo de 2020, antes de que se descubrieran casos del nuevo coronavirus en el país. Muchas naciones extranjeras han impuesto restricciones mucho más severas, prohibiendo las protestas y atacando a manifestantes sin la indignación de la autoproclamada “comunidad internacional”.

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Votantes nicaragüenses en Chinandega el 7 de noviembre de 2021

Izquierda latinoamericana advierte sobre intento de golpe de Estados Unidos y la OEA en Nicaragua

Estados Unidos tiene una larga historia de injerencia sangrienta en Nicaragua. El ejército estadounidense invadió y ocupó el país centroamericano en numerosas ocasiones durante el siglo XIX y principios del XX. Luego, Washington ayudó a instalar la dictadura derechista del General Anastasio Somoza, y la respaldó hasta la Revolución Popular Sandinista de 1979.

En la década de 1980, la CIA libró una guerra terrorista contra Nicaragua, armando y entrenando a escuadrones de la muerte de la extrema derecha, la llamada Contra. Sus propios antiguos líderes admitieron que los contras “incendian escuelas, hogares y centros de salud tan rápido como los sandinistas los construyen”.

Desde que falló el violento intento de golpe de estado en 2018, el gobierno de EEUU ha intensificado su guerra económica contra Nicaragua. Al final de ese año, la administración de Donald Trump implementó la Ley NICA, que impuso sanciones agresivas a la nación centroamericana.

En los dos años siguientes siguieron varias rondas más de sanciones estadounidenses contra Nicaragua. Luego, el 3 de noviembre, en una flagrante forma de injerencia apenas cuatro días antes de las elecciones de 2021, la Cámara de Representantes de EEUU votó 387-35 para aprobar la Ley RENACER, que golpeará a Nicaragua con una nueva ronda de sanciones económicamente punitivas.

The Grayzone informó sobre una sesión del Congreso en septiembre, organizada por diputados neoconservadores, donde los legisladores dejaron en claro que Washington había estado preparando una brutal campaña de guerra económica contra Nicaragua, al tiempo que planeaba expulsar al país del Tratado de Libre Comercio Centroamérica (CAFTA) y la Organización de Estados Americanos (OEA).

El 9 de noviembre, la OEA anunció oficialmente que había rechazado los resultados de las elecciones de Nicaragua, calificándolos de “ilegítimos”.

Esta declaración fue publicada casi exactamente dos años después de que la OEA hiciera lo mismo en Bolivia, difundiendo falsas acusaciones de “fraude” para justificar un golpe militar contra el presidente socialista, Evo Morales, quien fue elegido democráticamente.

En un claro reflejo de sus motivos ocultos, el mismo día en que denunció las elecciones de Nicaragua, la OEA realizó un “Foro del Sector Privado” en el que se pidió a las empresas extranjeras que inviertan en América Latina.

La conferencia neoliberal encapsuló perfectamente las prioridades de la OEA, que apoya a corporaciones norteamericanas mientras orquesta golpes de estado en Latinoamérica.

Entre sus participantes más notorios estuvo el presidente de extrema derecha de Colombia, Iván Duque, quien sólo llegó al poder gracias a un esquema ilegal de compra de votos por parte de un narcotraficante llamado Ñeñe Hernández, por órden del capo político Álvaro Uribe, un aliado cercano de Washington.

Como víctima de la intromisión de Estados Unidos y la OEA, Evo Morales reconoció de inmediato las amenazas contra Nicaragua y advirtió sobre otro intento de golpe.

En declaraciones en Twitter después de la votación, Morales felicitó “al digno pueblo de Nicaragua que en una demostración de coraje y madurez democrática eligió al hermano Daniel Ortega como presidente constitucional pese a la campaña de mentiras, chantaje y amenazas de EEUU.”

El expresidente boliviano dijo que Estados Unidos está atacando “la voluntad democrática y soberana de Nicaragua” y que el “triunfo de Ortega es la derrota del intervencionismo yanqui”.

Cuando el presidente estadounidense Joe Biden demonizó el voto de Nicaragua en 2021 como una “pantomima electoral”, Morales replicó: “La única “pantomima” se actúa cada día en la Casa Blanca donde los llamados “presidentes” en lugar de atender a su pueblo siguen órdenes de transnacionales, industrias armamentistas y la CIA.”

Mientras Cuba, Venezuela y otros líderes de izquierda en Latinoamérica felicitaron al Frente Sandinista y a Ortega por su victoria, advirtiendo sobre los esfuerzos de desestabilización de EEUU, hay una nueva generación de líderes reformistas liberales, cultivados por las ONG en la región, quienes son mucho más débiles con el imperialismo.

En Chile, Gabriel Boric, el rostro del complejo industrial de las ONG, condenó a los sandinistas y afirmó su “solidaridad” con la oligarquía derechista Cristiana Chamorro, descendiente de la dinastía más poderosa de Nicaragua e hija de Violeta Barrios de Chamorro, el primer presidente neoliberal en tomar el poder después de la Revolución Sandinista, gracias a una masiva campaña de intromisión por parte de la CIA.

Asimismo, la Cancillería de Perú emitió un comunicado denunciando las elecciones de Nicaragua. Fue una señal del debilitamiento del recién inaugurado presidente progresista, Pedro Castillo, cuyo canciller Héctor Béjar, orgullosamente anti-imperialista, fue obligado a renunciar por las fuerzas armadas pocas semanas después de asumir el cargo.

Béjar advirtió que la renuncia forzada y la toma del Ministerio de Relaciones Exteriores por el ejército y la derecha fue “un golpe de estado blando o el comienzo de él”.

Entonces, mientras las fuerzas progresistas disfrutan de un resurgimiento en partes de América Latina, la izquierda también está dividida entre una generación anterior de anti-imperialistas revolucionarios y una generación más nueva de socialdemócratas favorables a los medios de comunicación y respaldados por las ONG que no desafían el imperio estadounidense.

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El Presidente Daniel Ortega dando un discurso en la Plaza de la Revolución de Managua el 8 de noviembre de 2021

El Presidente Ortega promete resistencia contra la injerencia de EEUU

Por su parte, el Presidente Daniel Ortega ha prometido seguir resistiendo los intentos de Estados Unidos y Europa de meterse en los asuntos internos de su país.

El líder nicaragüense dio un enérgico discurso el 8 de noviembre, el día después de las elecciones, en conmemoración del 45 aniversario del asesinato del fundador del Frente Sandinista, Carlos Fonseca Amador, por la dictadura de Somoza.

“Es imposible para los nicaragüenses y yo diría para los latinoamericanos y caribeños es imposible dejar de hablar de la política Intervencionista, de la política expansionista, colonialista, de los Estados Unidos de Norteamérica, y de los países europeos”, dijo Ortega.

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Activistas de la Juventud Sandinista en el acto del Presidente Ortega el 8 de noviembre de 2021

“Estamos bajo la amenaza del Imperio yanqui, bajo las agresiones del Imperio yanqui y bajo la amenazas de los colonialistas europeos. Y eso no lo digo yo, lo dicen ellos”, agregó el presidente nicaragüense.

“Creen que somos una colonia de ellos, y quieren dictar cómo debemos comportarnos, y quieren decidir qué tipo de democracia debemos practicar”, continuó Ortega. “Es decir, siguen con sus prácticas colonialistas para dominar estos territorios, pero no para el bien, sino para someterlos y explotarlos y comprometerlos en sus políticas expansionistas y guerreristas”.

Reflexionando sobre la larga historia de resistencia de su país, el líder nicaragüense declaró que su pueblo no cedería a otra conquista extranjera.

“Al final, no pudieron derrotar a Sandino”, declaró. “El presidente que iba llegando a la presidencia [de EEUU], fuese demócrata o republicano, venía a tratar de oprimir a Nicaragua, pero siempre se encontraba con la resistencia, con el heroísmo, con la combatividad del pueblo nicaragüense”.

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El Presidente Ortega con músicos después de su acto el 8 de noviembre de 2021