El gobierno estadounidense desistió la causa basada en falsas acusaciones de agresión contra el editor de The Grayzone Max Blumenthal que emergieron de un incidente en la embajada venezolana en mayo.
Por Benjamín Norton
Traducido por Diego Sequera
(Read this article in English here.)
El gobierno de los Estados Unidos desistió de los cargos fantasmas de “agresión simple” contra el periodista Max Blumenthal, luego de arrestarlo mediante una orden de cinco meses de antigüedad, y encarcelado por casi dos días.
The Grayzone pudo saber que la bitácora de llamadas del Servicio Secreto grabadas durante el presunto incidente fue destruida o no se conservaron. La misteriosa evidencia extraviada incluye documentos impresos y registros radiales que podrían exponer la connivencia entre oficiales del Servicio Secreto operando bajo los auspicios del Departamento de Estado y hooligans de derecha, en una operación para asediar a los activistas por la paz apostados dentro de la embajada de Venezuela en los Estados Unidos.
Blumenthal, quien es el editor de The Grayzone, fue arrestado en su casa el 25 de octubre por una comisión de policías del DC que amenazaron con derribar la puerta. Luego se supo que pertenecía a una lista de órdenes de arresto tipificado como “armado y peligroso”, una designación rara y sin fundamento que exponía a Blumenthal a la posibilidad de daños severos por parte de la policía.
Los cargos del gobierno reposaban en su totalidad sobre una falsa acusación de Naylet Pacheco, una activista de la oposición venezolana, alegando que Blumenthal y Benjamin Rubinstein la atacaron mientras entregaban comida a la embajada venezolana, un 8 de mayo temprano en la mañana. (Rubinstein es hermano de Alexander Rubinstein, periodista y colaborador de The Grayzone, que para ese momento cubría la toma de la embajada desde dentro).
The Grayzone le ha dado cobertura de forma extensiva a la corrupción del líder del golpe, Juan Guaidó, quien Washington reconoce como “presidente interino” de Venezuela, así como de los escándalos que asolan al “embajador” de Guaidó en los Estados Unidos, Carlos Vecchio.
Vecchio presidió personalmente el asedio a la embajada venezolana por semanas, escenificando los esfuerzos de la rabiosa turba de ultra derecha por evitar que los activistas por la paz recibieran entregas de alimentos y artículos de higiene.
Como lo cubrió The Grayzone en su momento, la administración de Donald Trump desvió fondos de la USAID que originalmente estaban destinados a la asistencia de migrantes centroamericanos para así pagar los salarios de Vecchio y su equipo en Washington.
El Departamento de Justicia desestimó el caso contra Blumenthal el 6 de diciembre. El mismo día también fueron levantados los cargos contra Rubinstein, quien fue arrestado el 8 de mayo, horas después de la entrega de alimentos.
“Me siento aliviado de que el gobierno por fin decidió desestimar los cargos truchos contra mí. Pero también estoy asqueado”, dijo Max Blumenthal, “porque nunca debí haber sido arrastrado fuera de mi casa y arrojado a una celda por un falso alegato, obviamente políticamente motivado, que la policía no investigó”.
La desaparición de la bitácora de llamadas del Servicio Secreto es “muy inusual”
Los abogados representando a Blumenthal y Rubinstein elevaron solicitudes de descubrimiento de pruebas altamente especificadas al abogado de la acusación, solicitando grabaciones y reportes de las llamadas anotadas el 8 de mayo del Servicio Secreto en el lugar de entrega de los alimentos. El fiscal encargado de la acusación fue incapaz de satisfacer la solicitud, confirmando verbalmente que de haber existido los documentos, habían dejado de existir.
“Esto es muy inusual y bastante notorio, es casi inexplicable que en el curso habitual de las operaciones estos registros no fueron mantenidos ni preservados”, dijo Carl Messineo, abogado de Rubinstein y co-fundador de Partnership for Civil Justice Fund (Fondo de asociación para la justicia civil). “Dada la falsa naturaleza de las acusaciones y que hicieron avanzar a la parte acusadora basados en ellas, es realmente cuestionable que esta información no haya sido presentada”.
Más allá de la desaparición misteriosa de la bitácora de llamadas, había una escasez total de evidencias del lado de la parte acusadora.
William Moran, que sirvió como abogado defensor de Blumenthal, se preguntaba sobre el por qué los agentes de seguridad confiaron en Pacheco, una acusadora con evidentes problemas de credibilidad. “La policía local le dio curso a un caso fraudulento contra un periodista, basados en la palabra de una denunciante que dio al menos seis versiones diferentes, en las que crecían las exageraciones, además de realizar acusaciones idénticas esa noche (del 8 de mayo) contra al menos otros tres individuos”, dijo.
Un miembro de la oposición venezolana cuya identidad permanece bajo protección proveyó el testimonio a la policía, intentando corroborar las acusaciones de Pacheco contra Blumenthal y Rubinstein. De acuerdo a Moran, esa persona fue condenada por el delito procesable de firmar cheques fraudulentos.
“La policía del DC falló por completo en conducir una investigación adecuada antes de solicitar el arresto y encarcelamiento de un periodista disidente, que ellos etiquetaron sin causa alguna como ‘armado y peligroso’, exponiéndolo a peligro mortal”, manifestó Moran.
Un patrón de falsas acusaciones de agresión y colusión policial
El arresto de Blumenthal forma parte de un patrón más amplio de persecución política contra aquellos que resistieron el secuestro de la embajada venezolana por la administración golpista apoyada por los Estados Unidos.
El 13 de noviembre, funcionarios policiales aparecieron en la casa de Medea Benjamin amenazando con arrestarla. Ella también fue falsamente acusada de agresión. Benjamin, co-fundadora y líder del grupo antiguerra CODEPINK, fue una figura prominente dentro del Colectivo de Protección de la Embajada de Venezuela.
Integrantes de la oposición venezolana acusaron a Benjamin de agredir a la congresista Debbie Wasserman-Schultz, que acompañó a Carlos Vecchio en una rueda de prensa en el Capitolio, sede del poder legislativo. Eventualmente, la policía dejó el lugar sin arrestar a Benjamin. No tenía orden de arresto.
Un video del incidente revela que, de hecho, fue Benjamin la que fue agredida por los secuaces, notoriamente violentos, de Vecchio.
Durante esa misma rueda de prensa, un miembro de la oposición venezolana le arrebató el teléfono al periodista Wyatt Reed. Cuando Reed se quejó ante un oficial del Servicio Secreto apostado en ese lugar, éste se sacudió al periodista.
Diliana Bustillos, lobista de la oposición venezolana que participó en una rueda de prensa sobre los acontecimientos del 8 de mayo acusando falsamente a los activistas de violencia, amenazó a Reed luego del incidente, advirtiéndole que podía terminar “como Max [Blumenthal] y Ben [Rubinstein]”.
The Venezuelan coup mongers are a criminal enterprise, aided & abetted by our government
Police look on as @carlosvecchio's goon assaults me, steals my phone & @dilianna says I'll "end up like @maxblumenthal and Ben [Rubinstein]"—a clear threat to have me locked up on BS charges pic.twitter.com/kiNPQXVdjs
— Wyatt Reed (@wyattreed13) November 14, 2019
Mara Verheyden-Hilliard, una abogada especializada en libertades civiles del Partnership for Civil Justice Fund estuvo presente durante todo el asedio a la embajada. Observó que existía una clara colusión entre la turba opositora fuera de la embajada y el Servicio Secreto, quienes operaban en ese momento bajo la supervisión del Departamento de Estado.
“A lo largo de todo el asedio contra los activistas dentro en la embajada venezolana”, dijo Verheyden-Hillard, “era visible para aquellos que estaban en el lugar que había algo que se asemejaba a un esfuerzo facilitado entre el gobierno y la turba que asediaba el recinto”.
Silencio en los medios; demonización por parte de los activistas del cambio de régimen
El Washington Post cubrió extensivamente el asedio a la embajada, presentando la situación considerablemente desde la perspectiva opositora. Marissa Lang, la corresponsal del diario, transmitió acríticamente las acusaciones falsas de Pacheco, escribiendo que “ella dijo que la empujaron contra una pared, siendo pateada por varios hombres, pasando horas recibiendo tratamiento en el hospital”.
Sin embargo, el Washington Post no le dio cobertura al arresto y encarcelamiento de Blumenthal cinco meses después, o siquiera algunas de sus declaraciones públicas sobre el incidente de alto perfil.
Mientras tanto, una variedad de maliciosos cheerleaders del cambio de régimen aprovecharon el arresto de Blumenthal para difamarlo con alegatos falsos, y ahora rebatidos, en redes social
- Elliot Higgins, el fundador de Bellingcat, promovió en una entrada de la red social Medium publicando la orden de arresto y un video del falso testimonio de la acusadora, firmado por un autor anónimo que difamam a Blumenthal de manera rutinaria. Luego reiteradamente criticó a quienes manifestaban escepticismo o dudas sobre las acusaciones infundadas contra Blumenthal. El portal de Higgins, Bellincat, es financiado por la NED, el brazo del cambio de régimen del gobierno estadounidense, y por el Foreing Office británico via la Red Zinc, entre otras entidades.
- El editor senior de Foreing Policy y halcón anti-China, James Palmer declaró sin un ápice de evidencia que Blumenthal “agredía a la gente por la libre”.
- Freelance journalist and longtime Syria regime-change activist Danny Gold claimed falsely and without proof that Blumenthal “kicked an old woman in the stomach.”
- El periodista freelance y activista por el cambio de régimen en Siria de larga data, Danny Gold, alegó falsamente y sin pruebas que Blumenthal “pateó a una mujer en el estómago”.
- Idrees Ahmad, profesor de periodismo la Universidad de Stirling que de forma obsesiva ha denigrando a Blumenthal, incluso llamándolo por teléfono para amenazarlo por publicar una pieza de investigación sobre los Cascos Blancos sirios, acusándolo de “maltratar a una señora mayor”.
- El colaborador del servicio turco TRT World, Wilson Dizard sugirió que Blumenthal era culpable antes de que se probara su inocencia, insistiendo que una versión de The Grayzone sobre su arresto “en realidad no provee una visión alternativa de los eventos”.
- Oz Katerji, el connotado fanático del cambio de régimen que recientemente fue despedido del diario británico Daily Mail por difamar en redes sociales al columnista (también del propio diario) Peter Hitchens, declaró que él “probablemente le compraría una o dos cervezas a los muchachos que esposaron en el suelo al pro-Assad y negador de crímenes de guerra Max Blumenthal por agredir a una manifestante venezolana”. Luego insistió sin base alguna que “existe evidencia en video” para sustentar sus acusaciones.
- El también activista para el cambio de régimen, el holandés Thomas Van Linge, que se imaginaba a sí mismo como experto en Siria antes de promover grupos de oposición de derecha en Irán, Bolivia, Hong Kong y más allá, negó que el arresto de Blumenthal haya sido político y en su lugar, señaló escandalosamente que “fue arrestado por patear a una mujer embarazada”. Incluso dentro de la gama de acusaciones totalmente fabricadas contra Blumenthal, ninguno llegó a decir que la presunta víctima, la activista venezolana Naylet Pacheco, que tiene 58 años de edad, estaba embarazada. Al momento de publicarse este artículo, van Linge continúa sin eliminar esta acusación, patentemente falsa.
- Neil Hauer, un autodenominado “analista freelance” que ha realizado trabajos de consultoría para la Unión Europea y los Marines estadounidenses, llamó “idiota” al periodista Jeet Heer por apoyar públicamente a Blumenthal.
- El liberal intervencionista británico Sunny Hundal también atacó a Heer por defender a Blumenthal, afirmando que “dada el personaje en cuestión, creo que deberías ejercitar tu juicio antes de aceptar esta noticia al pie de la letra”.
- La cuenta Twitter del derechista y anónimo Reagan Battalion (el batallón Reagan) aseguró que Blumenthal fue “arrestado por patear a una mujer embarazada”, tergiversando la identidad de la acusadora sin siquiera contextualizar el incidente inexistente como una presunta agresión. En espasmos previos de mendacidad, el Reagan Battalion declaró que Blumenthal “trabaja” para gobiernos socialistas extranjeros mientras lo difamaba por ser “una marioneta de cada uno de los dictadores del mundo”.
- La feminista liberal Mona Eltahawy difamó a Blumenthal de ser un supuesto abusador de mujeres y una “plasta de mierda”.
- El grupo de lobby pro-israelí StopAntisemitism.org acusó a Blumenthal, que es judío, de “antisemita”, celebró su arresto, y lo acusó de “agredir a una figura de la oposición venezolana”. Esta organización también ha atacado a activistas judías de izquierda, como Ariel Gold, y a progresistas musulmanas norteamericanas como Ilhan Omar, Rashida Tlaib y Linda Sarsour como supuestas “antisemitas”.
- Joshua Holland, colaborador liberal de The Nation, atacó al crítico de medios Joe Emersberger sugiriendo que los alegatos falsos y totalmente insustanciales podrían ser ciertos.
- Joshua Frank, uno de los editores del otrora portal polémico CounterPunch, matizaron el ataque contra Blumenthal, lavando la represión del estado haciendo el llamado de “no exagerar esta situación, ya que probablemente Max le saque partida a todo esto”. Frank, que ha calumniado brutalmente a periodistas y activistas que se opusieron a la guerra proxy internacional contra Siria, también ridiculizó al autor de este trabajo, Ben Norton, con superficiales insultos ad hominem.
- Sean Davis, a co-founder of the hard-right website The Federalist and a longtime conservative activist who has worked for numerous Republican politicians, spread the fake accusations. Davis’ website The Federalist has been widely criticized for blatant racism (it once had a tag devoted specifically to “black crime“), and it published an article defending far-right Alabama judge Roy Moore after he was accused of dating teenage girls as young as 14.
- Sean Davis, co-fundador del portal de derecha The Federalist y activista conservador de larga data, que ha trabajado con numerosos políticos del Partido Republicano, divulgó las acusaciones. El portal de Davis ha sido ampliamente criticado por su racismo descarado (en algún momento tuvo una etiqueta específicamente designada a “delincuencia negra”) y publicó un artículo defendiendo a Roy Moore, el juez de extrema derecha de Alabama luego de haber sido acusado de tener acompañantes a adolescentes de hasta 14 años.
Al preguntarle por la ola de injurias incentivadas por su arresto, Blumenthal comentó que “la oleada de apoyo que he recibido de todo el mundo ha sido mucho más profunda y significativa que cualquiera de las difamaciones de los sospechosos habituales. Pero eso no significa que voy a permitir que esta campaña de mentiras permanezca sin respuesta. Todo este episodio comenzó con una acusación falsa y difamatoria, y pienso tomar las acciones necesarias para verla terminar con sentido de justicia”.
Publicado originalmente el 10 de diciembre, la traducción para Misión Verdad y The Grayzone la realizó Diego Sequera.